Aportes de Leticia Dubcovsky

Discapacidad, inclusión, integración, convivencia, neurodiversidad y otras tantas palabras se hacen presentes cada vez con mayor fuerza en el discurso colectivo. Esto parece ser una buena señal, pero lamentablemente no siempre el uso de estas palabras tiene el impacto que nos gustaría a nivel del acceso a los derechos para todos y todas las personas en situación de discapacidad.

Hoy me voy a centrar en desentrañar el significado de estas palabras con el objetivo de que todos y todas los que leen este artículo tengan mayores herramientas para generar una verdadera convivencia.

Para la Organización Mundial de la Salud, discapacidad es un término general que abarca las deficiencias, las limitaciones de la actividad y las restricciones de la participación. Las deficiencias son problemas que afectan a una estructura o función corporal; las limitaciones de la actividad son dificultades para ejecutar acciones o tareas, y las restricciones de la participación son problemas para participar en situaciones vitales. ¿Cómo se nombra la discapacidad? Cuando nos paramos desde el paradigma de perspectiva de derechos, entendemos que la mejor forma de nombrar la discapacidad es decir que “x persona está en situación de discapacidad”. De esta manera estamos incorporando a toda la sociedad en su definición. ¿Por qué? Porque la discapacidad es una situación que deviene de un contexto que impone barreras físicas, sociales, curriculares, etc., inhabilitando la diversidad propia de todas las personas.

No decimos capacidad especial, capacidades diferentes o seres especiales porque todos tenemos fortalezas, debilidades y capacidades que nos hacen especiales, es fundamental visualizar la discapacidad para que todo el entorno actúe en consecuencia para derribar las barreras (físicas, sociales, cognitivas) que existen.

La discapacidad no define a una persona, es parte de su identidad, pero NO ES su identidad: tiene nombre, familia, intereses, habilidades, cosas que disfruta y cosas que no disfruta, no etiquetemos y demos la oportunidad de conocer a la otra, al otro. Y en relación a las palabras integración, inclusión y convivencia quiero compartirles una breve reflexión.

Cuando integramos nos centramos en las dificultades de la persona en situación de discapacidad. Compartimos el mismo espacio pero no se modifica sustancialmente el contexto. ¿Un ejemplo? Centros educativos que tienen clases especiales para niños y niñas en situación de discapacidad. Espacios laborales en los que trabajan personas en situación de discapacidad pero solo en una tarea específica o apartados del resto de los trabajadores.

Cuando incluimos reconocemos la diversidad en todas las personas que integran determinado contexto, entendiendo que todas las personas tienen diferentes necesidades. ¿Un ejemplo? Centros educativos en los que niños tanto en situación de discapacidad como en otro tipo de situaciones comparten aula y actividades pedagógicas adecuadas a sus necesidades. Espacios laborales donde las personas en situación de discapacidad pueden aportar a las diferentes tareas desde sus potencialidades, recibiendo los apoyos necesarios.

Por último, es importante saber que a muchas personas en situación de discapacidad o familiares puede resultarles ofensivo que aun en 2023 sigamos utilizando palabras como integración o inclusión en lugar de convivencia.

La realidad es que, hace relativamente poco tiempo, los profesionales dedicados al ámbito de la salud y la educación nos empezamos a topar con el concepto de neurodiversidad en los centros educativos y empezamos a comprender que los cerebros evolucionan de formas diferentes, lo que hace que no sea necesario “incluir” a alguien, sino que deberíamos hablar de convivencia entre todas las personas que forman parte del sistema educativo.

Mientras pongamos este tema sobre la mesa, mientras identifiquemos qué barreras están a nuestro alcance eliminar, mientras reflexionemos y actuemos para una sociedad más justa, estaremos más cerca de una verdadera convivencia.

Si tenes comentarios, dudas, preguntas o sugerencias escribime a espaciolilmod@gmail.com y con gusto te responderé.

¡Nos leemos! Mag. Leticia Dubcovsky Psicopedagoga-Magíster en Educación.

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